Día 1
Camino, intento comprender como pudo tomarme por sorpresa.
La fortaleza que creía inquebrantable fue violentada por primera vez.
No hay reparaciones, ni pegamentos mágicos, se puede solo contener para retardar el final que se avecina, que se sabía escrito, pero que se olvida con frecuencia.
Orgullosa como siempre (como todas las fortalezas) la fortaleza intenta demostrar que sus daños no son nada, que no hay ataque, ni fractura que pueda derrocarla.
Es raro pero justo ahora, comienzo a valorarla más.
Recuerdo eso que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, o al menos está a punto de perderlo.
Intento calmarme, pienso en el destino.
¡Son cosas naturales!
No existe tal cosa.
Las fortalezas inquebrantables no existen, o al menos no existen para siempre.
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